Nuevos enclaustramientos de proyectos. ¿Censura o no Censura?

Per Maria Paula Quiroga

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MUSEO SANTA CLARA. Bogotá, Colombia.

Recordando las visitas a los museos que más han llamado mi atención y que han dejado atmósferas en mi memoria de lugares e ideas latentes, debo mencionar sin duda alguna al Museo Iglesia de Santa Clara de Bogotá. Este es un espacio que se encuentra ubicado en el lugar que ocupaba, anteriormente, un antiguo templo en donde se llevaba una vida dirigida al claustro de la orden de las Clarisas en la época colonial, ubicada en el centro histórico de la capital colombiana.

Básicamente, las mujeres tenían dos opciones para su elección de vida: la primera era casarse, y la segunda era entregarse a una vida religiosa, muchas veces cumpliendo el requisito de vivir en clausura, lo que abrazaba la aceptación de obediencia, pobreza, y castidad (1) para alcanzar fines místicos que las llevaban a llegar al encuentro con Dios. Esto se lograba a través de la oración y de las reglas que debían cumplirse dentro del aislamiento. Muchas de estas mujeres que llegaron a este tipo de claustros eran mujeres obligadas a entrar por parte de su familia, pues estos, así se desligaban de las responsabilidades económicas que debían tener al haber adquirido algo de ‘‘infortunio’’por haber dado nacimiento a una mujer. Sin embargo, también se daban casos en donde ellas mismas se dirigían allí para alcanzar ciertos niveles de aprendizaje o educación. Lo cual, me recuerda al caso de Sor Juana Inés de la Cruz a quien se le debe la salida a la luz de muchos aspectos de la vida reservada que llevaban estas mujeres apartadas por muros. Vivencias con respecto al contacto físico, al amor, la enfermedad y perseverancia de ideas que pueden ser incluso tomadas como feministas en un tiempo de fuertes represiones morales. El estudio, la lectura y la escritura eran inconcebibles para una mujer.

El convento sufrió cambios estructurales, pues pasó a ser desde imprenta nacional hasta sede de facultad de derecho y bellas artes. Finalmente, la iglesia fue comprada por el gobierno, incluyendo sus obras en 1973. Por último, se creó el museo que hoy en día se conoce. Gracias a los trabajos de restauración y conservación del patrimonio, la esencia estética de su origen se mantiene; es importante, pues el mismo estilo icónico de las pinturas que allí se encuentran, sus paredes, puertas, ventanas y esculturas de arte católico impuestas en medio de una estructura colonizadora y una sociedad mestiza, provoca un choque paradójico entre lo que se muestra, lo que se entiende y lo que persiste a través del tiempo. Esto lo digo, ya que el edificio fue desacralizado y por lo tanto su función ahora, es puramente conservacionista y protectora del patrimonio, por lo tanto, lo interesante de este lugar es a nivel conceptual de las actividades y exposiciones que se realizan y se han realizado allí.

El museo Santa Clara ha tratado temas como la represión, la concepción del cuerpo tanto masculino como femenino, la violencia, la relación con la realidad social del país, el mestizaje y la adaptación de ideologías para su intercambio o imposición y rechazo de las mismas. Recuerdo con placer, una exposición en el año 2007, que presentaba algunas fotografías de Andrés Serrano. Era mi primera entrada al museo, quedé sorprendida con el montaje de la exposición, pues hacia evidente que solo al estar en contacto con sus fotos, (que se hayaban rodeadas de íconos y altares), para mucha gente, generarían controversia. De hecho, el mismo artista ya es conocido mundialmente por su estilo de obra que alude a temas de este estilo y genera gran cantidad de rechazo, pero al mismo tiempo de admiración. Para esta ocasión no hubo declaraciones extremas exigiendo censuras de ningún tipo, contrario a lo que ha ocurrido durante el pasado mes de Agosto de este año 2014.

Cuando comencé a investigar sobre el museo, leí varios artículos redactados para la Revista Arcadia, medio de comunicación cultural, en donde se escribió dando a conocer la situación que provocó disputas, y finalmente la censura definitiva de la exposición de la artista María Eugenia Trujillo, de título, Mujer en custodia, la cual, se pensaba mostrar durante ese mes. Se llegó incluso al nivel de amenazas por parte de un grupo conservador y católico, que comunicaba sus opiniones a través del abogado Corsi Otálora. En resumen, lo que generó la molestia de este grupo fue el uso de utensilios que son símbolos sagrados para la religión, intervenidos de manera, según ellos, inapropiada burlando su derecho de libertad de culto y al libre desarrollo de la personalidad. El Ministerio de Cultura en Colombia, ente encargado de administrar el museo, y, María Constanza Toquica Clavijo quien es su directora, han decidido asumir esta petición bajo su inconformidad, de todas formas, en deber de acatar la ley.

(Bogotá, 1791-Bogotá, 1870) Ca. 1809Oleo sobre tela51 X 40 cm

‘’Según Corsi Otálora, la exposición de María Eugenia Trujillo pretende desde unas perspectivas feministas atacar los símbolos religiosos de la eucaristíay la fe cristiana en uno de los lugares de adoración, que es la custodia del Cuerpo de Cristo”. Sin embargo estas palabras hubieran podido emplearse en otras exposiciones realizadas anteriormente en el mismo museo como Cuerpo Sagrado (2007), del artista norteamericano Andrés Serrano, famoso por su fotografía Piss Chris (1987), en la que introduce un crucifijo en un frasco de orina. La cruzada tampoco fue en contra de la exposición Belleza accidental (2013), del artista Carlos Castro, en la que el artista presentó la escultura Hijo de Dios, una osamenta humana bellamente modificada para parecerse a un simio, dispuesta en el altar de la antigua iglesia.

La cruzada es contra una artista mujer, cuya mirada femenina cuestiona la masculinidad hegemónica no solo dentro de la tradición eclesiástica, sino tambiénen la sociedad colombiana.(…)’’(Halim Badawi, publicado el 19.08.2014. http://www.revistaarcadia.com /arte/articulo/censura-artistica-en-el-museo-santa-clara/38432)”

Entiendo que se 35238_103721_1generen este tipo de controversias y que aún en sociedades que se encuentra en contraposición a ellas mismas se de este desafortunado problema de odios y de extremo enclaustramiento de ideas. Pero precisamente, no se debería olvidar que por algo, el espacio dejó de lado el primer sentido por el que fue creado, y más bien, se ha convertido en un sitio que ya le pertenece al público, por lo que llegar al punto de censura es algo que se sale un poco de las manos. Estoy a favor de generar este tipo de situacio-
nes, pues hay que tener en cuenta que el arte es promotor de pensamiento y caería en un error si fuese realizado únicamente enfocándose en dar placer a ciertas personas.

Obra de María Eugenia Trujillo
para MUJER EN CUSTODIA

Este tipo de actos, abre un campo muy interesante, ya que lleva a cuestionar el uso de los espacios, la intención con la que se crean, que al fin y al cabo, determina una identidad. En mi opinión, veo al museo Santa Clara muy bien encaminado en cuanto a la toma de riesgos y al lazamiento de este tipo de muestras, que a mi parecer, lo único que hacen es enriquecer realmente la libertad de pensamiento y creencias, y más si se da en un país en donde el olvido amenaza al conocimiento y la creación. Este tipo de museos cumplen esa labor de ubicar nuestra concepción del mundo, en un espacio y tiempo determinado, incorporando las causas de nuestra construcción identitaria, aprovechando y haciendo uso directo del patrimonio. El pasado se reune con la realidad actual. Recoge el arte contemporáneo y aporta conocimiento expositivo de calidad internacional, generando diálogos entre los objetos que se conservan junto con las instalaciones y modificaciones de las mismas salas. Hacen que el museo permita abrir su colección, y ésta cobre vida, lógicamente con el respeto que se debe tener hacia la misma, pero logrando esa conversación e interambio de lenguajes para la creación de nuevas ideas.

 Montaje de Exposición THE HOLY  BEAUTY PROJECT en el Museo   Santa Clara de la artista Rossina Bossio. Abril 2012.

 

 

Montaje de Exposición THE HOLY
BEAUTY PROJECT en el Museo
Santa Clara de la artista Rossina
Bossio. Abril 2012.

(1) TOQUITA CLAVIJO, María Constanza. RELIGIOSIDAD FEMENINA Y LA VIDA COTIDIANA DEL CONVENTO DE SANTA CLARA DE SANTAFÉ, SIGLOS XVII Y XVIII. Una mirada detrás del velo de Johanna de San Esteban Revista Colombiana de Antropología, vol. 37, enero-diciembre, 2001, pp. 152-186, Instituto Colombiano de Antropología e Historia Colombia. Disponible en: www.redalyc.org/pdf/1050/105015287007.pdf

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